Doscientos seis comentarios es un buen termómetro de la salud de nuestra querida Plaza. No sé si es o no la semana que más. Le encargo al Soñador de Guardia que lo confirme. Hace unas semanas estaba en una comida y surgió una duda en relación con un determinado dato biográfico de una escritora de prestigio. Le mandé un sms a nuestro querido Paco y al minuto tenía la ficha de la vida de la tal escritora. ¡Quedé como Dios! Gracias amigo.
Para un político lo fácil en estos momentos es escurrir el bulto y para eso nada como encontrar alguien a quien atribuir la responsabilidad. Yo podría decir "malditos bancos", ponerme a la cabeza de la manifestación y dar a entender que todo lo que está ocurriendo es solamente por su culpa, por su culpa, por su grandísima culpa. La semana que viene hablaremos de los bancos, pero antes quería decir lo que siento.
Y pienso en mi responsabilidad. Y en mi compromiso con toda la gente que confía en mí y en mi partido. Yo me presenté a las elecciones ofreciendo miles de empleos y ahora estoy cada mes reconociendo miles de desempleos. Eran circustancias distintas pero éramos los mismos. Cuando las cosas iban muy bien todo el mundo se apuntaba al carro del éxito. El éxito tenía muchos padres. Presidentes de gobierno, de comunidades autónomas, de diputaciones, alcaldes. En el
PSOE por lo que estábamos haciendo, en el PP por lo que habían hecho. Todos éramos padres del crecimiento. El fracaso parece ser un gran huérfano. Que cuente conmigo ese huérfano para que trabajemos juntos, porque estoy convencido que si le decimos a los ciudadanos que éste es tiempo de juntar y no de reprochar, de estar pendiente de lo más importante y no de lo accesorio, de saber que hay mucha gente que lo está pasando mal y esos son los más importantes, seremos capaces de encontrar entre todos la mejor salida. Una gran parte depende de otros, pero nuestra parte de responsabilidad es nuestra.
Ayer me pidió un hombre de 62 años en Monroy algo muy necesario. Me pidió juego limpio, que los partidos políticos, que la banca, que las empresas, que los sindicatos, juguemos limpio. Le dije que si no lo hacemos lo vamos a pagar durante mucho tiempo todos. Y jugar limpio no es jugar a ganar votos, sino trabajar por el futuro de nuestros hijos. Y si no que le pregunten a nuestros padres.
Mañana me voy de marcha desde
Jarandilla hasta Cuacos. Os llevaré en el corazón.
Un abrazote.
Guillermo