Hola amigos, os he seguido. Estos días que estoy aquí en el pueblo a tiempo completo estoy aprovechando para estar sin prisas con los amigos. María Luisa y yo nos llevamos casi diez años, pero en su momento nuestro "entorno" de amigos se fraguó más sobre los míos que sobre los suyos. Y estos días pasamos más ratos con ellos. Aquí en Olivenza, como en otros muchos pueblos de Extremadura, el mes de agosto se llena de los que se tuvieron que ir. Esta mañana estuve con los escoltas -por cierto ya me voy acostumbrando, aunque es una extraña sensación difícil de describir la de no poder ir ya solo a ningún sitio- tomándonos una cerveza en un Bar que se llama "El Cabazo". Es el último que queda de los bares de hace 50 años o más. Barra alta, pitarra, conversaciones en castellano y en "portuñol", cacahuetes y....sólo hombres. Mi hija me llamó mientras estaba allí para alternar un ratito conmigo y le dije que se viniera. Llegó, entró, y al poco tiempo me dijo -va a cumplir 17 años- Papá, ¿qué es esto? En esa pregunta se resume todo. Luego en casa estuvimos hablando largo y tendido del tema. De ayer, de hoy. El bar tiene su historia. Pero igual que los jóvenes encontraron en la calle -con todo lo que ello conlleva- su respuesta a los altos precios de pubs y discotecas- la gente humilde encuentra en este tipo de sitios su respuesta a los precios de las cafeterías en las que pagas lo que tomas y el sitio, y los servicios.... Quiero recordar a la gente que cobra pensiones mínimas.
En el Bar El Cabazo se habla de todo. Del madrid o del barça. De política. ¡No veáis los consejos que me dan! Allí la gente es muy "sentenciosa" pero hablan sin rencor. Creo que esa generación de españoles que tuvieron motivos para el rencor no lo tienen, y los que vinimos detrás no hemos sido capaces de aprenderlo suficientemente.
Mi homenaje a los que nunca entrarán en este blog ni en ningún blog porque no saben ni sabrán lo que significa esta nueva manera de hablar.
Hoy allí pensaba en vosotros, pensaba en nosotros. Estamos viviendo un tiempo apasionante. Pero debemos respetar a los que no lo entienden.
Ayer estuve en Cáceres. SERRAT me transmitió lo que me trasmite cada sábado por la mañana cuando lo escucho. SABINA demostró que es un autor pero mucho más. Cantaron canciones los dos de los dos, uno del otro, el otro del uno y el uno de cada uno.
Me quedo con el Mediterráneo del uno y los 19 días del otro, pero fue genial. Al volver le decía a María Luisa que había sido un concierto de dos grandes, muy grandes.
Creo que la chica del bar donde ahora hay una sucursal del hispano-americano se llamaba Lucía.
Un abrazote a todos
Guillermo